Soledad anónima

Los espíritus revolotean en busca de una sonrisa en el alma de la niña triste. Cuando todo parece perdido, la niña sale corriendo y detrás la siguen los espíritus, bendiciendo los pasos de una búsqueda interior que no conoce límites y mucho menos, obstáculos de existencia influida.
Los ancianos bendicen el destino de la niña, las hadas lloran su partida, los humanos acompañan su salida, los animales se desprenden de los instintos y encuentran los sentimientos en su ausencia.
La madre llora y derrama lágrimas de gozo, saber de un futuro incierto y se regocija en la calma de que los caminos compartidos, han dado frutos de victorias y de batallas perdidas. El mago sonríe y envidia el nuevo camino de la niña, conoce y afina sus sueños viejos, en el deseo de su pequeña aprendiz. El ángel de alas negras, aguarda por el reencuentro de su amiga, los cielos oscuros a recorrer van a acompañarse de soledad, pero con un anhelo de nuevas alegrías y de nuevos momentos con la niña.La pequeña hada, sonríe y ahora es tiempo de esperar a las nuevas sorpresas de su madrina. Los ángeles que la cuidan, sonríen por la niña que se marcha y se guardan el regalo de haber compartido el amor y el sello de un compromiso con su amor de testigo.
Las miradas de los extraños se hacen cómplices del deseo de bienestar y de un contrato al reencuentro. Los guerreros que cuidaban de la niña, levantan sus espadas de fortaleza, esperanza, fraternidad, sinceridad y sobre todo, de amistad, prometiendo la protección eterna al alma de la niña.

Una última mirada hacia los testigos de la vida recorrida y un suspiro de felicidad gozada. A la niña le esperan un sin fin de nuevos momentos, de nuevos extraños, de magos, de guerreros, de bestias y de enemigos. Hay un vagabundo a su espera y un mundo de fantasías y leyendas a encontrar, pero por sobre todo, una historia para vivir.