Aunque su nombre diga lo contrario ese fue un día muy cálido, esos minutos en los témpanos que no había valieron todo el camino y todo el cansancio.
Lo gélido del ambiente se derritió para que cuatro microorganismos puedan volver a respirar. Un aire más puro que el que los cuerpos están acostumbrados a recibir, un shock de vida que en la primera sensación te deja sin aire. Recuperar los colores, los olores; dejar atrás la sensación de cemento y poner los dos pies sobre la verdadera tierra.
Tengo los ojos nuevos otra vez; mi garganta descansa porque sabe que para conseguir no hay que gritar; mis pies ya se recuperaron, mis zapatillas no; volvería a hacerlo cien veces más; mi piel ya extraña el sol; mi cabeza eligió quedarse en el mismo cuerpo, aunque a veces mi mente se vaya con otro.